Shun / Historia Original / One-Short
Resumen:
Ellos van a desgarrar sus cabezas y romper sus aspiraciones, por que son los dueños de una maquina de asesinatos.
Ellos van a desgarrar sus cabezas y romper sus aspiraciones, por que son los dueños de una maquina de asesinatos.
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Misteriosos son los caminos de cada vida, indescifrables las formas en que conspiran para que todo tenga un sentido único que solo se descubre en el final, en la cúspide del momento. Camino con una prisa poco usual, es muy tarde y la noche es un amenazante peligro para cualquiera.
Joven, lleno de dudas prefiero un camino corto, tomo un atajo yendo por un callejón alelo a la avenida principal. Se veía tranquilo, respire con calma y disminuí la aceleración de mi avanzar… me arrepentí, poco mas de avanzar una fogata era indicio de temores, casi doloroso miedo recorrió mi espalda. Miradas perdidas recorrían mi cuerpo con pasividad atemorizarte, mucho en el suelo abrazando sus rodillas, buscando refirió del aire intoxicante. Otros, perdidos se tendían desolados derramando la vitalidad que ni siquiera les pertenecía, me sorprendieron los que aun estaban presentes en el tiempo, con sus manos estiradas al fuego y semblantes tranquilos, al mirarme ellos también inclinaron las cabezas y fruncieron el seño ¿Quién era yo? ¿Qué hacia allí?, seguramente eran preguntas que golpeaban cada uno de sus pensamientos.
Reprimí un grito al ver un rostro furioso en alineación con el mió, sus oscuros ojos contaban cien leyendas escondidas tras un candado, mis pasos iban en reversa a su encuentro, pero la brusquedad con que me tomo del brazo me alerto.
- ¿Qué hace un divino ser entre estas genes? ¿La curiosidad de saber como nos perdemos lo atrajo? – el temblor de mis labios le causo gracia y me soltó carcajeándose, hizo señas a una chica de muy dudosa reputación a simple vista, ella sonriendo sugerentemente se acerco - ¿Por qué no le das un paseo? No queremos que se aburra al ser nuestro visitante – me dio un golpe en el hombro derecho y se marcho riendo, tan irónico en sus palabras que llego a molestarme.
- Yo te entretendré – se colgó de mi extremidad izquierda apoyando su peso en mi, de ves en ves reía fingidamente y enroscaba un mechón de cabello entre sus dedos. Me apuntaba chicos y chicas, cada uno peor que el otro. Uno, que sostenía su cabeza con la palma de su mano, traía una bolsa con un liquido, la muchacha a mi lado desesperada me dejo por la compañía de esa simple bolsa, la acerco a su boca pero antes de completar un contacto me miro coquetamente - ¿tu no quieres? – yo negué con la cabeza, silencioso – entonces déjame, vete para allá que ahora no tengo tiempo para ti – entrecerré los ojos a su bipolaridad, la vi como se adentraba en una ensoñación que embriagaba sus sentidos.
Tome lugar entre escombros, cajas y artefactos dejados en el olvido de ese callejos que hasta ahora me parecía demasiado extenso, junto a mí un raquítico cuerpo tomo asiento, fumaba un cigarrillo. Lo mire por el rabillo del ojo tratando de encontrar la causa del por que esta allí. Un chillido debió mi atención, la misma chica que anteriormente me era de acompañante ahora se apoyaba en una sucia pared, cortaba su brazo con una pequeña navaja, mordía su labio en una sonrisa que me pareció grotesca, llena de falta de juicio.
-Tu ya la ves allí – el chico a mi lado hizo una pausa mientras daba una calada a su cigarrillo y luego dejaba salir el humo en formas diversas e hipnotizantes - Bueno, puedes gritar más alto tus pecados, pero dime, ¿qué es lo que vas a hacer? .Y puedes dormir en un ataúd, pero el pasado no se irá contigo – Soltó una risa irónica – todos ellos, todos nosotros, estamos aquí por cometer ese error, queremos salir del juego que creamos, romper las reglas que en algún tiempo exigimos, y claro… no podía faltar, deseosos de seguir encontrando la salida rápida, la de apariencia fácil y eficaz. ¿Te digo algo amigo? – lanzó la colilla del cigarrillo que se consumía por sola gracia.
-Dime – a un hilo de vos estaba atada esa palabra, junte mis manos serenándome, el sujeto a mi lado se veía mas sensato, por sus palabras supe que era el único conciente del gran abismo en el que caían cada ves mas.
-Todos somos un montón de mentiras, te preguntare ¿Quién quieres ser? – no respondí, su expresión frustrada me indico que no debía hacerlo – Por que todos queremos fiesta cuando el funeral termine, el funeral de los molestos y caprichosos recuerdos, de los fantasmas y dolores. Y estaremos juntos cuando enterremos a nuestros amigos que no pudieron pasar la batalla, pero es algo trágico que tiene que dejarse ser – se puso de pie suspirando – esa es la mayor mentira de nuestras atrofiadas cabezas, jamás saldremos de este callejón, jamás viviremos esa fiesta – saco otro cigarrillo de entre sus ropas, lo encendió con unos fósforos gastados, el ultimo de la diminuta cajita que lanzó luego, al suelo – vete de aquí, al igual que todos no quisiste llegar aquí, fue por error… graciosamente tu error fue mucho mas ridículo que el nuestro – comenzó a reírse y fruncí el seño.
-No es mi culpa que las autoridades no den buenas señalizaciones – el alzó una ceja negando con la cabeza
-Mentiroso, mentiroso. No culpes al resto por algo que tú elegiste, sabiendo que no debías hacerlo, no ocultes tu verdad cuando lo único que puedes hacer es avergonzarte de tu mentira – ignoro mi presencia en el momento en que dos de sus compañeros iniciaban disputa – vete – jalo de mi brazo empujándome lejos – por donde llegaste es por donde debes salir.
-Pero quería llegar del otro lado – apunte al fondo del callejón y el voltio a ver, su mirada regreso a la mía vacía.
-No lo entiendes – volvió a empujarme aun con mas fuerza – es un callejón sin salida – no quise esperar a mas explicaciones, regrese en cada uno de mis pasos a la avenida principal, desde allí parecía casi inexistente el lugar que esos jóvenes tomaban como hogar. Supuse que jamás olvidaría la escena que en breves momentos se extendió ante mi, comprendí que debía un poco de compasión a ellos, por que ellos duermen con un arma que poco a poco les quita el aliento, por que las drogan nunca funcionan y solo te dan una sonrisa forzada, por que ellos van a desgarrar sus cabezas y romper sus aspiraciones, por que son los dueños de una maquina de asesinatos.
Joven, lleno de dudas prefiero un camino corto, tomo un atajo yendo por un callejón alelo a la avenida principal. Se veía tranquilo, respire con calma y disminuí la aceleración de mi avanzar… me arrepentí, poco mas de avanzar una fogata era indicio de temores, casi doloroso miedo recorrió mi espalda. Miradas perdidas recorrían mi cuerpo con pasividad atemorizarte, mucho en el suelo abrazando sus rodillas, buscando refirió del aire intoxicante. Otros, perdidos se tendían desolados derramando la vitalidad que ni siquiera les pertenecía, me sorprendieron los que aun estaban presentes en el tiempo, con sus manos estiradas al fuego y semblantes tranquilos, al mirarme ellos también inclinaron las cabezas y fruncieron el seño ¿Quién era yo? ¿Qué hacia allí?, seguramente eran preguntas que golpeaban cada uno de sus pensamientos.
Reprimí un grito al ver un rostro furioso en alineación con el mió, sus oscuros ojos contaban cien leyendas escondidas tras un candado, mis pasos iban en reversa a su encuentro, pero la brusquedad con que me tomo del brazo me alerto.
- ¿Qué hace un divino ser entre estas genes? ¿La curiosidad de saber como nos perdemos lo atrajo? – el temblor de mis labios le causo gracia y me soltó carcajeándose, hizo señas a una chica de muy dudosa reputación a simple vista, ella sonriendo sugerentemente se acerco - ¿Por qué no le das un paseo? No queremos que se aburra al ser nuestro visitante – me dio un golpe en el hombro derecho y se marcho riendo, tan irónico en sus palabras que llego a molestarme.
- Yo te entretendré – se colgó de mi extremidad izquierda apoyando su peso en mi, de ves en ves reía fingidamente y enroscaba un mechón de cabello entre sus dedos. Me apuntaba chicos y chicas, cada uno peor que el otro. Uno, que sostenía su cabeza con la palma de su mano, traía una bolsa con un liquido, la muchacha a mi lado desesperada me dejo por la compañía de esa simple bolsa, la acerco a su boca pero antes de completar un contacto me miro coquetamente - ¿tu no quieres? – yo negué con la cabeza, silencioso – entonces déjame, vete para allá que ahora no tengo tiempo para ti – entrecerré los ojos a su bipolaridad, la vi como se adentraba en una ensoñación que embriagaba sus sentidos.
Tome lugar entre escombros, cajas y artefactos dejados en el olvido de ese callejos que hasta ahora me parecía demasiado extenso, junto a mí un raquítico cuerpo tomo asiento, fumaba un cigarrillo. Lo mire por el rabillo del ojo tratando de encontrar la causa del por que esta allí. Un chillido debió mi atención, la misma chica que anteriormente me era de acompañante ahora se apoyaba en una sucia pared, cortaba su brazo con una pequeña navaja, mordía su labio en una sonrisa que me pareció grotesca, llena de falta de juicio.
-Tu ya la ves allí – el chico a mi lado hizo una pausa mientras daba una calada a su cigarrillo y luego dejaba salir el humo en formas diversas e hipnotizantes - Bueno, puedes gritar más alto tus pecados, pero dime, ¿qué es lo que vas a hacer? .Y puedes dormir en un ataúd, pero el pasado no se irá contigo – Soltó una risa irónica – todos ellos, todos nosotros, estamos aquí por cometer ese error, queremos salir del juego que creamos, romper las reglas que en algún tiempo exigimos, y claro… no podía faltar, deseosos de seguir encontrando la salida rápida, la de apariencia fácil y eficaz. ¿Te digo algo amigo? – lanzó la colilla del cigarrillo que se consumía por sola gracia.
-Dime – a un hilo de vos estaba atada esa palabra, junte mis manos serenándome, el sujeto a mi lado se veía mas sensato, por sus palabras supe que era el único conciente del gran abismo en el que caían cada ves mas.
-Todos somos un montón de mentiras, te preguntare ¿Quién quieres ser? – no respondí, su expresión frustrada me indico que no debía hacerlo – Por que todos queremos fiesta cuando el funeral termine, el funeral de los molestos y caprichosos recuerdos, de los fantasmas y dolores. Y estaremos juntos cuando enterremos a nuestros amigos que no pudieron pasar la batalla, pero es algo trágico que tiene que dejarse ser – se puso de pie suspirando – esa es la mayor mentira de nuestras atrofiadas cabezas, jamás saldremos de este callejón, jamás viviremos esa fiesta – saco otro cigarrillo de entre sus ropas, lo encendió con unos fósforos gastados, el ultimo de la diminuta cajita que lanzó luego, al suelo – vete de aquí, al igual que todos no quisiste llegar aquí, fue por error… graciosamente tu error fue mucho mas ridículo que el nuestro – comenzó a reírse y fruncí el seño.
-No es mi culpa que las autoridades no den buenas señalizaciones – el alzó una ceja negando con la cabeza
-Mentiroso, mentiroso. No culpes al resto por algo que tú elegiste, sabiendo que no debías hacerlo, no ocultes tu verdad cuando lo único que puedes hacer es avergonzarte de tu mentira – ignoro mi presencia en el momento en que dos de sus compañeros iniciaban disputa – vete – jalo de mi brazo empujándome lejos – por donde llegaste es por donde debes salir.
-Pero quería llegar del otro lado – apunte al fondo del callejón y el voltio a ver, su mirada regreso a la mía vacía.
-No lo entiendes – volvió a empujarme aun con mas fuerza – es un callejón sin salida – no quise esperar a mas explicaciones, regrese en cada uno de mis pasos a la avenida principal, desde allí parecía casi inexistente el lugar que esos jóvenes tomaban como hogar. Supuse que jamás olvidaría la escena que en breves momentos se extendió ante mi, comprendí que debía un poco de compasión a ellos, por que ellos duermen con un arma que poco a poco les quita el aliento, por que las drogan nunca funcionan y solo te dan una sonrisa forzada, por que ellos van a desgarrar sus cabezas y romper sus aspiraciones, por que son los dueños de una maquina de asesinatos.