
Shun / Historia Original / OneShort
Resumen:
No mucho tarde en incorporarme nuevamente, despejar mi rostro de mojadas hebras y correr, correr hasta por fin alcanzarte. No escuchaba, no sentía, la inercia era lo único tan fuerte que me mantenía
No mucho tarde en incorporarme nuevamente, despejar mi rostro de mojadas hebras y correr, correr hasta por fin alcanzarte. No escuchaba, no sentía, la inercia era lo único tan fuerte que me mantenía
[+/-] Ver / Ocultar
La lluvia golpea ruidosamente mi ventana y la luz de la habitación se corta en algunos instantes, antes era diferente cualquiera de estas cosas, antes cuando estabas tu, cuando la alegría era el símbolo de nuestra puerta y el canto de las aves que vivían en nuestra ventana, pero ya que no estas me hundo en la miseria de la vida que me dejaste, del tormento que es cada día sin ti. La poca luz que quedaba se ha ido y lo único que queda para iluminar entre las sombras es una linterna, ojala se pudiera alegrar el alma con este artefacto
Levantarme de esta cama a sido imposible durante en tiempo en que no has estado, mis ojos están marchitos de tanto llanto derramado, hasta creo haber visto mis lagrimas mezclando, aunque puede que suene imposible, creo que es la sangre de mi alma que se a roto por tu partida.
Mis pies se sienten frágiles al caminar por los pasillos que nos vieron ser felices y que ahora se ven tan oscuros y desgastados, llego hasta el baño y me apoyo en el marco de la puerta, al dar un paso la luz vuelve a la casa de forma inmediata, aprovecho para llenar la tina de agua, como mi cuerpo está adolorido un baño caliente servirá para relajarme... eso me decías siempre que llegaba cansada de mi trabajo, siempre acompañado de una sonrisa, por que tu..., ¿en que momento me habré quitado la ropa y entrado a la tina?, descuidada como siempre fui, aunque el agua es deliciosa, no puede igualarse al calor de tu cuerpo junto al mío en las noches de lluvia como esta, y a lo bien que me hacia sentir todo aquello... me hacia sentir, por que nada de eso volverá a pasar, nada de eso volverá a ocurrir, por que jamás volverás.
Recuerdo el día en que mi vida se derrumbo y se convirtió en el martirio que es hoy. Era un día hermoso, yo estaba en la playa, esperando a que tu llegaras, habíamos quedado al as siete y eran las ocho y media, estaba a punto de irme y apareció tu mejor amigo, traía una sonrisa triste que no podía ocultar, para no hacerme sufrir empezó a hablar conmigo, yo sabia que algo pasaba y que me haría mucho daño... mas del que esperaba, le pedí que me contara lo que había sucedido aunque le costara un gran trabajo, y sin mas con unas tristes palabras me dijo “será mejor que te marches de aquí, él no va avenir, a tenido un accidente y... acaba de morir”. En ese momento mi vista se tornó negra y solo podía escuchar su vos consolándome y pidiendo que no llorara, algo imposible ya que en ese momento derrame la primera de mis lágrimas por tu partida. Abro mis ojos y estos arden al estar sumergida bajo el agua de la tina, el agua era un mundo completamente aparte, donde a susurros cada palabra tuya era real. Recuerdo que nuestros rostros estaban de frente y tú estabas un poco deprimido, tomaste mi mentón y me besaste, al momento de separarnos te dije al verte con lágrimas en tus cristalinos ojos “cuando lloras cada lagrima me llama, cuando lloras cada lagrima es una que yo derramaré al verte, cuando lloras… me pierdo”, me abrazaste cariñoso, limpiando esos pequeños surcos de tu rostro con el revés de tu manga, balbuceabas promesas cariñosas que aun sabiendo que eran fantásticas quise creer.
Mi cuerpo se ha entumecido, algo lógico ya que el agua se ha enfriado, me vuelvo a sumergir y salgo de la tina, me pongo una bata blanca que tú me regalaste, tomo un cepillo, el mismo con el cual algunas perdidas veces tú cepillaste mi cabello con tanto amor, ahora estoy sola frente al espejo del baño. Mi mente me juega la peor de las bromas, tú... tú estas a mi lado sonriendo y acercándote a mí, me acaricias mi cabeza y luego caes rápidamente. Sin poder contenerme golpeo el espejo rompiendo su parte central, la palma de mi mano esta sangrando al igual que parte de mi muñeca, ¿que importa eso si pronto acabara todo? E tomado una decisión, hoy volveré a estar contigo.
Artículos caen de cada una de las estanterías en gritos artificiales, asustados, temerosos. Pongo sobre mi cuerpo las primeras prendas que surgieron en mi camino, no importa lo que use, lo importante es a donde iré. La puerta se comporta recia a abrirse, lloro desconsolada meciendo mi cuerpo con brutalidad para abrirla, lo logro en ultimas instancias, cuando mis manos adoloridas por la presión agradecen el ser libres.
Corro por miedo, miedo infundado por fantasmas que mi recuerdo me comenta haber visto. Caí un par de veces, es poco comparado con lo que caí y caeré sin tu mano guía. Triunfo es una palabra que se escribió en mi mente al ver la puerta principal, la atravesé reteniendo un suspiro en mi garganta. La lluvia entorpecía mi carrera, ¿Por qué se esmeraba en alejarme de ti aun más?, ¿Cuánto mas lejos querían alejarme de ti? .Cubrí mi rostro deteniéndome, mi respiración irregular me era aun más desesperante, gemidos de dolor luchaban por salir y escapar.
No mucho tarde en incorporarme nuevamente, despejar mi rostro de mojadas hebras y correr, correr hasta por fin alcanzarte. No escuchaba, no sentía, la inercia era lo único tan fuerte que me mantenía. Una cegadora luz logro detener mi paso, desestabilizándome, corto fue aquel segundo pero lo suficiente para recapacitar. Esa gran masa de metal se acercaba rápido, sin dudas, el sonido regreso y algunos gritos acompañaban a las llantas patinar sobre el asfalto. Vi mi cuerpo tirado, se veía tan solitario en ese lago pasional. Gotas de la incesante lluvia se teñían de rojo, era el luto de la naturaleza, un último regalo… mi lluvia carmesí
Levantarme de esta cama a sido imposible durante en tiempo en que no has estado, mis ojos están marchitos de tanto llanto derramado, hasta creo haber visto mis lagrimas mezclando, aunque puede que suene imposible, creo que es la sangre de mi alma que se a roto por tu partida.
Mis pies se sienten frágiles al caminar por los pasillos que nos vieron ser felices y que ahora se ven tan oscuros y desgastados, llego hasta el baño y me apoyo en el marco de la puerta, al dar un paso la luz vuelve a la casa de forma inmediata, aprovecho para llenar la tina de agua, como mi cuerpo está adolorido un baño caliente servirá para relajarme... eso me decías siempre que llegaba cansada de mi trabajo, siempre acompañado de una sonrisa, por que tu..., ¿en que momento me habré quitado la ropa y entrado a la tina?, descuidada como siempre fui, aunque el agua es deliciosa, no puede igualarse al calor de tu cuerpo junto al mío en las noches de lluvia como esta, y a lo bien que me hacia sentir todo aquello... me hacia sentir, por que nada de eso volverá a pasar, nada de eso volverá a ocurrir, por que jamás volverás.
Recuerdo el día en que mi vida se derrumbo y se convirtió en el martirio que es hoy. Era un día hermoso, yo estaba en la playa, esperando a que tu llegaras, habíamos quedado al as siete y eran las ocho y media, estaba a punto de irme y apareció tu mejor amigo, traía una sonrisa triste que no podía ocultar, para no hacerme sufrir empezó a hablar conmigo, yo sabia que algo pasaba y que me haría mucho daño... mas del que esperaba, le pedí que me contara lo que había sucedido aunque le costara un gran trabajo, y sin mas con unas tristes palabras me dijo “será mejor que te marches de aquí, él no va avenir, a tenido un accidente y... acaba de morir”. En ese momento mi vista se tornó negra y solo podía escuchar su vos consolándome y pidiendo que no llorara, algo imposible ya que en ese momento derrame la primera de mis lágrimas por tu partida. Abro mis ojos y estos arden al estar sumergida bajo el agua de la tina, el agua era un mundo completamente aparte, donde a susurros cada palabra tuya era real. Recuerdo que nuestros rostros estaban de frente y tú estabas un poco deprimido, tomaste mi mentón y me besaste, al momento de separarnos te dije al verte con lágrimas en tus cristalinos ojos “cuando lloras cada lagrima me llama, cuando lloras cada lagrima es una que yo derramaré al verte, cuando lloras… me pierdo”, me abrazaste cariñoso, limpiando esos pequeños surcos de tu rostro con el revés de tu manga, balbuceabas promesas cariñosas que aun sabiendo que eran fantásticas quise creer.
Mi cuerpo se ha entumecido, algo lógico ya que el agua se ha enfriado, me vuelvo a sumergir y salgo de la tina, me pongo una bata blanca que tú me regalaste, tomo un cepillo, el mismo con el cual algunas perdidas veces tú cepillaste mi cabello con tanto amor, ahora estoy sola frente al espejo del baño. Mi mente me juega la peor de las bromas, tú... tú estas a mi lado sonriendo y acercándote a mí, me acaricias mi cabeza y luego caes rápidamente. Sin poder contenerme golpeo el espejo rompiendo su parte central, la palma de mi mano esta sangrando al igual que parte de mi muñeca, ¿que importa eso si pronto acabara todo? E tomado una decisión, hoy volveré a estar contigo.
Artículos caen de cada una de las estanterías en gritos artificiales, asustados, temerosos. Pongo sobre mi cuerpo las primeras prendas que surgieron en mi camino, no importa lo que use, lo importante es a donde iré. La puerta se comporta recia a abrirse, lloro desconsolada meciendo mi cuerpo con brutalidad para abrirla, lo logro en ultimas instancias, cuando mis manos adoloridas por la presión agradecen el ser libres.
Corro por miedo, miedo infundado por fantasmas que mi recuerdo me comenta haber visto. Caí un par de veces, es poco comparado con lo que caí y caeré sin tu mano guía. Triunfo es una palabra que se escribió en mi mente al ver la puerta principal, la atravesé reteniendo un suspiro en mi garganta. La lluvia entorpecía mi carrera, ¿Por qué se esmeraba en alejarme de ti aun más?, ¿Cuánto mas lejos querían alejarme de ti? .Cubrí mi rostro deteniéndome, mi respiración irregular me era aun más desesperante, gemidos de dolor luchaban por salir y escapar.
No mucho tarde en incorporarme nuevamente, despejar mi rostro de mojadas hebras y correr, correr hasta por fin alcanzarte. No escuchaba, no sentía, la inercia era lo único tan fuerte que me mantenía. Una cegadora luz logro detener mi paso, desestabilizándome, corto fue aquel segundo pero lo suficiente para recapacitar. Esa gran masa de metal se acercaba rápido, sin dudas, el sonido regreso y algunos gritos acompañaban a las llantas patinar sobre el asfalto. Vi mi cuerpo tirado, se veía tan solitario en ese lago pasional. Gotas de la incesante lluvia se teñían de rojo, era el luto de la naturaleza, un último regalo… mi lluvia carmesí